Redacción. Como a Salvatore Di Vita en Cinema Paradiso, a Joaquín Pérez Arroyo le conquistó el cine por casualidad. Apasionado del arte en todos sus formatos, al cordobés nacido en Lucena en 1895 y valenciano de adopción desde que Teresa Maset entrase en su vida cuando, por primera vez, visitó la capital del Turia para realizar el servicio militar, la Guerra Civil le llevó a trabajar de acomodador, en busca de la supervivencia económica (al mismo tiempo, pintaba abanicos para las milicianas), en el cine de Benimamet.
Terminado el conflicto bélico, y sin formación profesional conocida, Pérez Arroyo inicia, a sus 46 años, una andadura autodidacta en el mundo del cine de animación que le llevará a generar, en un estudio familiar y prácticamente desconectado de las corrientes catalana y madrileña de la época, un patrimonio cinematográfico sensacional, en la Edad de Oro de la animación española, que hoy trabaja por recuperar Raúl González Monaj, investigador y profesor del Departamento de Comunicación Audiovisual, Documentación e Historia del Arte (DCADHA) de la Universitat Politècnica de València (UPV).
70 títulos recuperados
Gracias a su labor, a la coordinación de la Filmoteca de Valencia, y a la colaboración las filmotecas española, catalana y navarra, y el Museo del Juguete de Ibi, un proyecto de investigación iniciado en 2017 ha recuperado ya 70 de los más de 110 títulos de su filmografía, cuya recopilación ha sido incluida por el Instituto de Ciencias Cinematográficas (ICAA) en el catálogo NEW SPANISH FILMS/Films from our archive que ha presentado para el actual MARCHÉ DU FILM, una de las actividades paralelas del Festival de Cannes.
Pionero y precursor, Pérez Arroyo realizó entre 1941 y 1959 una copiosa producción de cortometrajes de animación para las firmas valencianas Juguetes Payá e Industrias Saludes -convertidas, de su mano, en productoras cinematográficas y fabricantes de proyectores de juguete -. Además, produjo para CIFESA (entre 1943 y 1947, creó 7 cortos de animación en 35 mm que giraban en torno a un personaje llamado Quinito para la citada Compañía Industrial de Film Español S.A., en aquel entonces, la productora más importante del cine español), Publicidad Levante o su propia firma, PASSA.
Un adelantado a su tiempo
Ya en su primera etapa, como indica la web del proyecto, Pérez Arroyo muestra “recursos y detalles propios de la animación de calidad, como movimientos de cámara (panorámicas, travelling, traks, etc), fondos animados, sombras arrojadas, efectos multiplano de varios niveles, barridos e incluso efectos especiales animados”.
Su legado, hasta ahora prácticamente desconocido, sale a la luz para descubrirnos la labor de un adelantado a su tiempo y, sin duda, referencia ineludible valenciana en la Edad de Oro de la animación española.